domingo, 22 de junio de 2008

Alocución I

Es sábado de Surfos y bañistas en Playa Hermosa, en el paisaje marino no falta el graffiti en especial en el cantón de los salvavidas, y aumenta el éxodo de los turistas que prefieren Las Cañadas u otro Balneario próximo. Yo observo; es retentiva en la memoria.

Por fortuna desayuné pensamiento liberal, comentarios inteligentes de los integrantes del ACLE (Asociación Cultural de Liberales de Ensenada) acerca de nuestro acontecer político y social (las minúsculas son conscientes). Espectadores todos de cómo quienes nos gobiernan buscan la manera de “dorarnos la píldora”. Entró el Solsticio de Verano, no podemos permanecer en el mismo mutismo, ajenos. Venden su alma al diablo los personajes minoritarios que manipulan el erario público. Tener y poseer en la tierra pareciera ser lo único que aprendieron. Insensibles al verdadero sentido de la vida.

En lo cotidiano me espera un Clóset atiborrado de tiliches, es buen día para ordenarlo, tirar lo que no sirve y darme cuenta de aquello que atesoro. En los libreros de mi pequeño cuarto me percato de la existencia de alguno que otro pez dorado, hay que procurar que el aire les entre y los ventile, no sólo en los que cautivan mi atención. Me detengo y advierto que transito por las mismas líneas al leer. Historia, fenómenos sociológicos, Filosofía, Literatura. Nunca la matemática de la realidad.

Extraño a mi hijo ausente, ¡me recuerda tanto la juventud propia! Exploré entonces el mundo, buscando un sitio ideal para mis sueños, como él. Ciega no podía verlos hasta que comparé lo que necesitaba con lo que percibía y sobre todo, quería…hasta encontrarlo.

Hay paz, suficiente para seguir escuchando el trino de las aves que me alegran. Ellos vuelan y siempre regresan. Y yo me ejercito en dejar constancia de lo que veo. Hay pájaros en el árbol de mi casa, para que me cuenten de los sueños que nunca terminan.

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